Me llenan con su aroma apasionante.
Con sus movimientos, gestos y arrebatadoras manos.
Y me miran a los ojos y algo inconmesurable
arde impregnándome por completo. La siento,
me enciendo y me estremezco. Suspiro y
noto cómo me falta el aliento a medida
que me acerco. Por mis venas, arterias y en
mi propio corazón, la sangre baila conmigo para
que baile con ella la danza del deseo, la
pasión, las sensaciones y los cuerpos.
Entrelazados, con las piernas perdidas una
dentro de las otras, sintiendo cada palmo de
piel en su encuentro infinito. Sin límite.
La piel se expande hasta que ambos cuerpos
se funden y